3、诗者生平

Rafael Alberti Merello nació en Puerto de Santa María (Cádiz) el 16 de diciembre de 1902. A los quince años se trasladó a Madrid con la familia y allí desarrolló su primera pasión artística, la pintura.

La nostalgia de la bahía de Cádiz y el pesar por la muerte de su padre, le llevaron a refugiarse en la poesía y dejar la pintura en un segundo plano. Su primer poema lo compuso con apenas veinte años. En 1.925 ganó el Premio Nacional de Literatura con su libro Marinero en Tierra. A partir de entonces, se dedicó definitivamente a la literatura.

"Mi vida puede seguirse a través de mis libros, desde Marinero en tierra, hasta Canciones para Altair, pasando por La amante. Mi lucha política, mi forzoso desarraigo de España, mi nostalgia, mis amores, mis temores, todo lo he volcado en mi poesía de forma más o menos velada, pero ahí está. Pocas veces, tal vez nunca, me he evadido totalmente de mi mundo"

En la Residencia de Estudiantes se relacionó con los padres de la Generación del 27 como: Dámaso Alonso, Lorca, Gerardo Diego o Aleixandre. También conoce por aquellos años a Juan Ramón Jiménez, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Emilio Prados y Manuel Altolaguirre, y al compositor gaditano Manuel de Falla.

En 1930 se casó con María Teresa León, escritora logroñesa, que será compañera inseparable en todas sus actividades, y con la que tuvo su única hija: Aitana.
Tras largos años de residencia en distintos países europeos y americanos, en abril de 1977 regresa a España y en 1988 fallece su mujer. En el verano de 1990 Alberti contrae segundas nupcias con su secretaria, la escritora valenciana María Asunción Mateo, una mujer que le ha acompañado hasta su muerte, ocurrida el 28 de marzo de 1999 en su localidad natal de Puerto de Santa María. Con él, desaparece la última imagen viva de la mítica generación del 27. Sus cenizas, por deseo expreso suyo, fueron esparcidas por la bahía de Cádiz. 

Si mi voz muriera en tierra llevadla al nivel del mar
y dejadla en la ribera.
Llevadla al nivel del mar
y nombradla capitana
de un blanco bajel de guerra.

¡Oh mi voz condecorada
con la insignia marinera:
sobre el corazón un ancla,
y sobre el ancla una estrella,
y sobre la estrella el viento,
y sobre el viento la vela!