Mensaje de Navidad de Su Majestad el Rey
Palacio de La Zarzuela, 24 de diciembre de 2017

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Buenas noches,
Me dirijo a todos vosotros para felicitaros la Navidad y transmitiros
junto a la Reina, la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía nuestros
mejores deseos para el año 2018.


Y os agradezco que en esta noche de encuentro de familias y de
seres queridos, me permitáis acompañaros unos minutos para
compartir con vosotros algunas reflexiones cuando estamos ya a
punto de terminar el año.


2017 ha sido en España, sin duda, un año difícil para nuestra vida
en común; un año marcado, sobre todo, por la situación en
Cataluña, a la que luego me referiré.


Pero también ha sido un año en el que hemos comprobado el
compromiso muy sentido, firme y sincero de los españoles con la
España democrática que juntos hemos construido.


Porque lo largo de los últimos 40 años, hemos conseguido hacer
realidad un país nuevo y moderno, un país entre los más
avanzados del mundo:
Hemos asentado definitivamente la democracia, incluso superando
hace décadas un intento de involución de nuestras libertades y
derechos.


Somos una parte esencial de una Unión Europea con la que
compartimos objetivos y una misma visión del mundo.


Frente al terrorismo hemos conseguido hacer prevalecer la vida, la
dignidad y la libertad de las personas con la fuerza de nuestras
convicciones democráticas.


Y hemos llevado a cabo, en fin, la transformación más profunda de
nuestra historia en muchos ámbitos de nuestra vida: en educación
y en cultura, en sanidad y en servicios sociales, en infraestructuras
y en comunicaciones, o en defensa y seguridad ciudadana.


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第二段音频>>>


En definitiva, a lo largo de todos estos años de convivencia
democrática, los derechos y libertades, el progreso y la
modernización de España, y también su proyección y relevancia
internacional, han ido de la mano.


Y todo ese gran cambio, todo ese gran salto sin precedentes en
nuestra historia, ha sido posible gracias a una España abierta y
solidaria, no encerrada en sí misma; una España que reconoce y
respeta nuestras diferencias, nuestra pluralidad y nuestra
diversidad, con un espíritu integrador; una España inspirada en
una irrenunciable voluntad de concordia.


En el camino que hemos recorrido, desde luego, hay que reconocer
que no todo han sido aciertos; que persisten situaciones difíciles y
complejas que hay que corregir, y que requieren de un
compromiso de toda la sociedad para superarlas.


A pesar de todo ello, el balance tan positivo de todos estos años es
innegable. Tenemos que apreciarlo y valorarlo. Merece la pena y
nos lo merecemos como país y como sociedad.


Porque la historia de la España que juntos hemos construido es la
historia de un gran triunfo de todos los españoles. Una España a la
que no debemos renunciar, que debe ilusionar y motivarnos, y que
debemos seguir construyendo, mejorándola, actualizándola, sobre
la base sólida de los principios democráticos y los valores cívicos
de respeto y de diálogo que fundamentan nuestra convivencia.


Unos principios y valores que, como hemos comprobado incluso en
este año 2017, están profundamente arraigados en nuestra
sociedad, en la vida diaria de nuestros ciudadanos, y tienen raíces
muy hondas en las conciencias y en los sentimientos de los
españoles. Mucho más de lo que nos podíamos imaginar.


España es hoy una democracia madura, donde cualquier ciudadano
puede pensar, defender y contrastar, libre y democráticamente,
sus opiniones y sus ideas; pero no imponer las ideas propias frente
a los derechos de los demás.


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第三段音频>>>


Respetar y preservar los principios y valores de nuestro Estado
social y democrático de Derecho es imprescindible para garantizar
una convivencia que asegure “la libertad, la igualdad, la justicia y
el pluralismo político”, tal y como señala nuestra Constitución.
Porque cuando estos principios básicos se quiebran, la convivencia
primero se deteriora y luego se hace inviable.


Hace unos días, los ciudadanos de Cataluña han votado para elegir
a sus representantes en el Parlament, que ahora deben afrontar
los problemas que afectan a todos los catalanes, respetando la
pluralidad y pensando con responsabilidad en el bien común de
todos.


El camino no puede llevar de nuevo al enfrentamiento o a la
exclusión, que –como sabemos ya– solo generan discordia,
incertidumbre, desánimo y empobrecimiento moral, cívico y –por
supuesto– económico de toda una sociedad.


Un camino que, en cambio, sí debe conducir a que la convivencia
en el seno de la sociedad catalana –tan diversa y plural como es–
recupere la serenidad, la estabilidad y el respeto mutuo; de
manera que las ideas no distancien ni separen a las familias y a los
amigos. Un camino que debe conducir también a que renazca la
confianza, el prestigio y la mejor imagen de Cataluña; y a que se
afirmen los valores que la han caracterizado siempre en su propia
personalidad y le han dado los mejores momentos de su historia:
su capacidad de liderazgo y de esfuerzo, su espíritu creativo y
vocación de apertura, su voluntad de compromiso, y su sentido de
la responsabilidad.


Pero superar los problemas de convivencia que ha generado esta
situación no nos puede hacer olvidar, por supuesto, otras serias
preocupaciones y desafíos de la sociedad española, que también
condicionan nuestro futuro y a los que me voy a referir muy
brevemente:
Nuestra economía y el empleo han mejorado sustancialmente, pero
la creación de puestos de trabajo estables tiene que ser siempre
un objetivo esencial y prioritario. Como igualmente no puede caer
en el olvido la obligación y la responsabilidad de afrontar la
desigualdad y las diferencias sociales, sobre todo tras las
consecuencias generadas por la reciente crisis económica, que
tanto daño ha hecho a no pocas familias, y ha afectado tanto al
futuro de muchos jóvenes.

 

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第四段音频>>>


El terrorismo yihadista sigue siendo una amenaza mundial y este
año nosotros lo hemos sufrido directamente en Barcelona y
Cambrils. Los españoles sabemos muy bien que solo desde la
unidad democrática, la firmeza del Estado de Derecho, y la eficacia
de la cooperación internacional, podremos vencerlo y derrotarlo. Y
así lo haremos, teniendo siempre muy presentes el recuerdo y el
respeto permanente a sus víctimas.


La corrupción se mantiene también como una de las principales
preocupaciones de la sociedad, que demanda que sigan tomándose
las medidas necesarias para su completa erradicación y que los
ciudadanos puedan confiar plenamente en la correcta
administración del dinero público.


Por otra parte somos Europa, y Europa se encuentra en estos
momentos en una encrucijada histórica. España debe recuperar su
protagonismo en un proyecto europeo que ahora requiere una
mayor vitalidad e impulso. Europa –y España con ella– tiene que
hacer frente a unos retos que son globales y ante los que no cabe
la debilidad o la división sino la fortaleza de la unión.


La defensa del medio ambiente y la lucha contra el cambio
climático no son problemas menores ni secundarios por la
dimensión y los riesgos que acarrean y que ya estamos sufriendo.
Debemos ser muy conscientes de ello, e implicarnos todos mucho
más. Y España debe mantenerse firme en sus compromisos ante
un problema que afecta a todo el planeta y que requiere soluciones
no sólo globales, sino verdaderamente urgentes.


Tenemos otras muchas preocupaciones –desde luego– pero esta
noche no quiero olvidarme de las mujeres que, en un silencio
tantas veces impuesto por el miedo, sufren la violencia de género.
Una lacra inadmisible que nos hiere en nuestros sentimientos más
profundos y nos avergüenza e indigna. Mantengamos la firmeza y
el apoyo político para ayudar y defender a las víctimas y
concienciemos a toda la sociedad contra esa violencia, criminal y
cobarde, que degrada nuestra convivencia.

 

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第五段音频>>>


2018 nos espera en unos días y debemos seguir construyendo
nuestro país, porque la historia no se detiene. Y no hemos llegado
hasta aquí para temer al futuro sino para crearlo.


Y estoy seguro de que nadie desea una España paralizada o
conformista, sino moderna y atractiva, que ilusione; una España
serena, pero en movimiento y dispuesta a evolucionar y a
adaptarse a los nuevos tiempos.


Sintámonos, sin complejos, orgullosos de todo lo que hemos
conseguido porque es mérito de todos; confiemos en lo que
siempre nos ha unido, en lo que somos, tal y como somos, y sobre
todo en lo que podemos alcanzar juntos con una fe firme en
nuestras convicciones y en nuestras capacidades. Si seguimos por
ese camino, si lo hacemos así, y con todas nuestras energías, yo
estoy convencido de que el año que viene –y los que vendrán
después– serán mucho mejores. Sin duda.


Ese es mi deseo para todos en esta noche tan especial.
Muchas gracias. Feliz Navidad, Eguberri on, Bon Nadal y Boas
festas.


Buenas noches. Y Feliz y próspero año 2018.