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Pero no era fácil conquistar a Alma Trapolyi.

Alma Trapolyi tocaba a todas horas el violonchelo,leía novelas de amor francesas y amaba a su padre,Lajos,también de procedencia húngara,que había sido invitado a quedarse como Director de la Orquesta del Conservatorio diez años antes tras una gira exitosa con la Orquesta de la Provincia de Pécs.Alma amaba a su padre,Lajos,y odiaba a su hermano pequeño Gyorgy.Su madre había muerto años atrás.

Y a Alma Trapolyi le irritaba que un joben lechero con olor a vaca venciera día tras día a su fantástico padre en algo en lo que hasta entonces había sido invencible.

Lajos,sin embargo,sólo decía bondades del joven Adrian.Proclamaba su inteligencia,su esfuerzo,su volundad,,su historia de rebeldía en Hungría y su apasionado(入迷的) gusto por la música.Mejor hablaba de él,más lo odiaba Alma.

—En cada partida—decía el maestro Lajos,Adrian pone una energía,un ansia,que va más allá de lo natural,como si una fuerza oculta le empujara a ganar.

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Adrian comenzó a elaborar la estrategia definitiva.Para ello necesitaba conocer a su contrincante,saber su forma de juego,percibir sus debilidades,y comenzó a seguirla,a hacerse amigo de sus amigos,a charlar sobre ella largamente con su padre y a observarla continuamente.

Después de un par de meses sabía a la perfección que era una mujer meticulosa,trabajadora y rigurosa,de gran estabilidad mental y espiritual,que nunca se desequilibraba por nada.

Adrian Troadec,después de dos meses de analizar a este contrincante y de preparar la partida,no sabía cómo vencerla.
Por más que el joven Adrian intentaba pasear con ella,hablar con ella o acompañarla después de los ensayos las tardes de verano,ella se encerraba en su rica soledad de música y lecturas sin necesidad de nadie más.

Su equilibrio y estabilidad eran siempre totales.Sólo después de los conciertos notaba en ella una cierta,que la recluía aún más en su caparazón(外壳) y que la impulsaba a ir a casa a paso ligero cargando sobre su espalda su violonchelo enfundado(入套的).

En ese camino,solía desviarse por una callejuela para detenerse en una vieja panadería donde,invariablemente,se compraba y comía un pequeño bollito(小面包) dulce.