Alfonso Velasco mantiene la mirada perdida sentado en un banco de la calle de Fuencarral. A sus pies guarda una mochila de Glovo vacía de mercancía que recién se coloca para subir a la bicicleta. Con su mujer y su hijo de 9 años también en Madrid, este venezolano pasa las horas muertas a la espera de que el móvil vibre y pueda ponerse en marcha. Las pedaladas, por ahora, apenas se cuentan por decenas. «Vivimos en un piso de Legazpi junto a otras tres personas», añade, con la preocupación lógica de hacer frente a todos los gastos. El alquiler mensual de la vivienda son 700 euros. A ello se suma la alimentación, medicinas, luz, agua y otros servicios básicos que él y su familia deben afrontar en plena crisis del coronavirus.
阿方索·贝拉斯科坐在马德里富恩卡拉尔街道的长椅上,双眼茫然,在他的脚下放着一个空空的Glovo背包。这个委内瑞拉小伙儿的妻子和他9岁的儿子也在马德里。他要苦苦等上数个小时才能盼来一个订单然后动身。一天下来也不过十来单。他又说:“我们与另外三个人一起住在Legazpi的一间公寓里,”他自然担心要面对的一切费用。这房子的月租金是700欧元。此外,他和他的家人在新冠疫情期间还必须面对食物,药品,电力,水和其他基本服务的费用。

 

El anuncio de la Comunidad de Madrid, entre otras regiones, del cierre de toda la hostelería y la declaración del estado de alarma por parte del Gobierno ha provocado que el sector endurezca las medidas de seguridad en los envíos de comida a domicilio. «La gente tiene miedo a pedir por si se contagia», remarca un grupo de «riders» acomodado entre los anclajes de una estación de Bicimad, en la calle de Barceló. En este caso, son conscientes de que su situación ha variado sustancialmente. «Antes de todo esto, en un día bueno podías hacer más de 20 repartos en ocho horas», aseguran. Es decir, tres repartos de media a la hora. «Desde el viernes por la noche estamos haciendo uno cada tres o cuatro horas», añaden, sin saber aún si podrán continuar con su labor en los días venideros.
马德里自治区以及其他地区宣布关闭所有酒店,政府宣布紧急状态,导致部门加强了在食品派送到家过程中的安全措施。“人们害怕并询问骑手是否会传染,”一群骑手说。他们被安置在Barceló大街上Bicimad站的停留点处。在这种情况下,他们知道自己的情况已经发生了很大变化。他们说:“在此之前,有时候在8个小时内可以配送20多次货。” 也就是说,平均每小时交付三个。“从星期五晚上开始,我们每三四个小时才配送一次,”他们补充说。尚不知道他们是否能够在未来的日子里继续工作。

 

Contacto cero  零接触

Cerca de allí, Xavier ha tenido un poco más de suerte. «Voy a entregar mi primer pedido», cuenta justo después de llamar al telefonillo. Sin guantes de látex ni mascarilla, advierte que muchos clientes prefieren que deje la comida en la puerta: «Llamo y ellos abren cuando ya me he ido». Al término de cada encargo, se lava las manos con un pequeño bote de gel desinfectante que asegura guardar en el bolsillo.
在附近,泽维尔幸运了一些。刚打过电话后,他说:“我要去配送第一笔订单了。” 没有乳胶手套也没有口罩,许多顾客更愿意他把食物留在门口:“我敲门,然后他们会在我走后开门。”在每个订单结束时,他会用一小瓶确保放在口袋中的消毒凝胶洗手。

 

Gran parte de los restaurantes que conservan el servicio de «take away» han implementado el contacto cero: un empleado avisa al repartidor de que el pedido está listo, después de dejarlo sobre una silla pegada a la puerta. Una vez entreabierto el local, este se aparta para que sea el «rider» el que lo recoja introduciendo solo el brazo.
许多维持外卖服务的餐厅都实行零接触:员工将订单放在门口的椅子上后,提醒送货员已经准备就绪。房间半开后,将其搁置一旁,以便“骑手”仅伸入手臂就能取走。

 

Los repartidores continúan en la calle «desprovistos» del material necesario para combatir la propagación. «Las empresas no nos han dicho ni dado nada. Lo hemos tenido que comprar por nuestra cuenta», incide un grupo de asalariados, marcado por las dispares precauciones adoptadas entre sus miembros.
缺乏防护用品的骑手们继续在街上对抗疫情。“公司没有告诉我们也没有给我们任何东西。我们不得不自费购买。”一群员工说,员工之间自己采取了不同的预防措施。

 

Mercados «online» 网上市场

Mientras la mayoría de grandes superficies y centros comerciales han retirado el servicio de envíos a domicilio, los 47 mercados municipales de abastos de Madrid han abierto esta vía -a la que muchos no estaban acostumbrados- en medio de la crisis y la ansiedad de la población por llenar la nevera.
尽管大多数百货商店和购物中心都取消了送货上门的服务,但为了填充冰箱,马德里的47个市政食品市场已在危机和民众焦虑之中开辟出了这条许多人以前不习惯的路。

 

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